
Los hechos de desalojo de personas en situación de calle en el borde costero y en algunos puntos de la ciudad de Arica, ponen en la palestra la forma en cómo nos relacionamos con las problemáticas sociales y la extrema pobreza en nuestra región. Esto nos invita a preguntarnos cuán preparados estamos como comunidad para enfrentarnos a un fenómeno que lejos de desaparecer, aumenta sigilosamente al llegar a posicionarse como una más de las tantas problemáticas sociales que prevalecen en nuestra ciudad: las personas en situación de calle.
Según el Registro Social para Personas en Situación de Calle, Arica es la cuarta comuna con mayor presencia de personas en situación de calle a nivel nacional con 549 personas registradas, estando por sobre comunas como Puente Alto y Recoleta, las cuales son reconocidas por sus altos índices de personas que viven esta extrema situación de vulnerabilidad. Estas cifras son alarmantes pensando que hablamos de un conteo realizado hasta mayo del año 2019 y donde no están considerado los efectos de la pandemia y las consecuencias de los procesos migratorios, que sin duda han aumentado exponencialmente la cantidad de rucos y personas pernoctando en la vía pública. Este escenario trae consigo una serie de interrogantes sobre cómo las instituciones públicas están pensando los procesos de intervención, principalmente los desalojos que están al límite de la vulneración de derechos de quienes ya se encuentran vulnerados.
Son llamativas las justificaciones en pro de la “imagen ciudad” de actores sociales apoyados por parte de la comunidad ariqueña, respecto a la desocupación de espacios públicos y el desalojo de rucos de personas en situación de calle, muchos de los cuales no cuentan con alternativas de habitabilidad, sean estos por una falta de cobertura en la oferta tanto pública o privada (como lo es hoy nuestra realidad regional) o por rupturas familiares que han condicionado a la situación de calle. De una u otra manera, vivir en la calle no pasa por una mera alternativa entre una multiplicidad de opciones a considerar. Sin ir más lejos según el segundo catastro para personas en situación de calle realizado por el Ministerio de Desarrollo Social en el año 2012 más del 80% de las personas encuestadas no quieren vivir en la calle, lo que nos permite tomar un marco referencial que promueva la comprensión de la problemática, y nos libere del yugo de los estigmas sociales y el prejuicio.
Como organización nos preguntamos ¿se están dando soluciones concretas de resguardo y protección a quienes viven el desalojo?, ¿ el desalojo, es una solución real para la problemática de la situación de calle o se traslada el problema a otro sector de la ciudad?, ¿estamos determinando nuestra imagen ciudad por esteticismos o por valoraciones culturales?
Estamos interesados en adentrarnos en la comprensión de la Situación de Calle en nuestra región, convencidos que para instalar respuestas concretas y efectivas que realmente resguarden, protejan y no promuevan vulneraciones, es necesaria en primera instancia, la comprensión y sensibilización por parte de la comunidad, pero principalmente de las entidades públicas a través de un enfoque de derechos. Solo de esta manera dejaremos que las personas en situación de calle sean el chivo expiatorio de cada problema social donde el responsable es el estado.
Jaime Jachura Godoy